El Potro de Herrar o Herradero, se encuentra a las afueras del pueblo, en un lugar recóndito, descuidado y privado, junto al cruce de la travesía de San Juan de la Nava con la carretera que va a Navaluenga.(*)
En la mayoría de los lugares, surgían por la obligatoria solidaridad campesina, que exigía su construcción para dar un servicio a los vecinos, donde se combinaba la actividad agrícola y ganadera.
Consiste como todos ellos, en cuatro bloques de piedra (granito) de forma alargada de unos 2 ó 2’50 metros de alto y sin desbastar, entre ellos se colocan tres vigas de madera en sentido trasversal. Una de ellas llamada yugo, sirve de soporte donde atar los cuernos del animal con las «coyundas», mientras que las otras dos vigas laterales, llevan otras correas de cuero o cinchas que se enganchan al palo opuesto. Este se llamó rodillo y tiene la facultad de actuar girando y tirando de las cinchas hasta que se eleva la res.
En el suelo hay otros tres pequeños bloques de granito donde el animal pone las patas (dos delante y uno detrás). El de San Juan de la Nava es muy rudimentario, poco desbastado, pero cumplía su cometido.
Pese a ser de propiedad privada, sería conveniente cuidar la zona y que estuviese en condiciones de ser observado, para posteriores generaciones de sanjuaniegos, como un pequeño monumento popular, que recuerda una época donde la base económica era la agricultura y la ganadería, formando parte de las peculiaridades del pueblo, al igual que los lavaderos. En las fuentes, después del pilón o pilones (**) donde vierten sus chorros de agua y se cogía agua en cántaros y botijos (ahora ya es menos) y beben los animales, en varias de ellas, se encuentran los lavaderos. Son pilas continuas cuyos laterales tienen un ángulo mayor de colocación con el fin de que sirvan para restregar y aclarar la ropa, se hacía en posición de arrodillado con la banqueta o tajo de lavar para proteger las rodillas (***).
En San Juan de la Nava existen varias fuentes o en la Garganta donde se realizaba esta labor, en algunos lavaderos las piedras están poco talladas o se aprovechan las lanchas por donde discurre el agua, en estos lugares era necesario a parte del «tajo«, una tabla de lavar, que consistía en un trozo de madera rectangular surcado a lo ancho para facilitar el lavado.
Estas fuentes eran lugares de encuentro, donde los mozos y mozas solían pasar el rato, relacionarse, iniciar algún romance, muchas historias se han escrito alrededor de las fuentes, las de San Juan no podían ser menos.
NOTA: (*) Anteriormente el Potro de herrar, estaba ubicado muy cerca de la iglesia, donde hay un pequeño parque infantil.
(**) La fuente de los Labrados , en la travesía C-500 y cerca de la iglesia, en un principio tenía tres pilones, dos de ellos propiedad de los cabreros que la utilizaban antiguamente para enfriar la leche.
(***) Cerca del puente de la travesía citada, están los restos murados de las Tenerías, del siglo XIII.