Un tratamiento a parte son las fiestas, todas las sociedades han buscado un momento en el quehacer diario, para buscar un alto en el camino y disfrutar individualmente y junto a su vecinos; lo que servía para reforzar los lazos de afecto que existía entre los del lugar y con los pueblos vecinos. Daba lugar a mejorar y competir un poco, en lograr año a año unos festejos más participativos que también tenían y tienen el objetivo de reunir a las familias, cuyos componentes cada vez se encuentran más dispersos, tanto en pueblos y provincias limítrofes, como en lejanos países, en muchos casos por motivos laborales. San Juan de la Nava como otros pueblos ha vivido sus tradiciones y muchas de ellas se encuentran en las fiestas. Se incluyen las que vienen al recuerdo para que consten, para que algunas se mantengan y otras aquí expuestas, con el fin de que sirva y dé motivo a nuestros mayores para que trasmitan oralmente, siendo parte de un tipo de cultura que debemos tener presente.
FIESTAS Y ROMERÍA
La fiesta principal se celebra el 1º domingo de octubre, en honor de la Virgen del Rosario.
La víspera por la noche, tras el «chupinazo» de inicio de los festejos, hay una ofrenda floral a la Patrona, seguida de la tradicional Ronda, acompañada por el grupo de dulzaineros «Los Sanjuañegos». Después se inicia una verbena popular en la plaza de la Constitución. con la orquesta correspondiente.
El domingo se comienza con un pasacalles (toque de diana se decía, rememorando por la hora matinal el sonido militar), «la gaitilla sanjuaniega» recorre el pueblo animando a todos a participar en los festejos. Después la música acompaña a las autoridades hasta la iglesia.
Se celebra la misa, con las plegarias de los asistentes y el sermón del párroco, casi siempre acompañado por otros sacerdotes de los pueblos cercanos, también de nuevo, se oyen los acordes de la «gaitilla».
Tras el acto religioso se inicia la procesión por las calles, dando la vuelta por la plaza. Una vez completado el recorrido, en la puerta de la iglesia, dirigida por el alcalde o alcaldesa de turno, se lleva a cabo una subasta de regalos ofrecidos a la Patrona de la villa, así como la de los banzos de las andas, donde se lleva a la Virgen, cumpliendo con anteriores promesas de los vecinos de introducir la imagen dentro de la iglesia.
Finalmente suele haber una invitación de dulces y vinos. La fiesta continúa lunes y martes, el programa se va cumpliendo, son días de diversión, fechas de encuentro con familiares y amigos, con la traca final concluyen las fiestas.
Otra fiesta es la Romería en el prado de El Bojón ( Mojón): El domingo de Pascua de Resurrección, se celebra una romería, otro día de solaz, donde una gran parte de las familias y jóvenes sanjuañegos se reúnen y celebran un día campestre, organizando suculentas comidas, con juegos y música… ( en los prados del Mojón y el Piojal, situados a unos 2 kilómetros en dirección a Navalmoral de la Sierra),…se cita en datos antiguos sobre San Juan de la Nava.
Desde hace algunos años, al igual que en otros pueblos, durante el mes de agosto, también se programan y celebran unas Fiestas de verano, aprovechado que es el mes vacacional mayor. Siendo la época del año en la cual se concentra mayor número de hijos del pueblo y por otro lado acompaña el tiempo en cualquier manifestación festiva al aire libre: teatros, verbenas populares, campeonatos de calva y fútbol, juegos infantiles, etc. Así se completan las jornadas cercanas y alrededor del día 15 de agosto, festividad de la Asunción de la Virgen.
Algunas estrofas de la Ronda a la Virgen:
……………………
Hoy todos juntos queremos
nuestra ronda dedicar
a la Virgen del Rosario
la patrona de San Juan.
……………….
Sabemos que esta noche
derramas felicidad
al vernos aquí reunidos
a tus hijos de San Juan.
…………….
Virgencita del Rosario
allá va la despedida
que nos protejas a todos
durante toda la vida.
Los carnavales y otras fiestas ya citas, completan un ciclo anual, que animan la vida de todos los habitantes del pueblo.
EL JUEGO DE LA CALVA
Todas las sociedades y civilizaciones han dedicado parte de su tiempo de ocio al juego. Uno de los juegos que se ha realizado en San Juan de la Nava, junto a las carreras de gallos, ha sido el juego de la calva. Al igual que en numerosos pueblos de Castilla y León se ha perdido, solo queda la toponimia del lugar, en una zona ancha, junto a la carretera que atraviesa el pueblo, cercano al lugar donde para el Coche de Línea de viajeros, está el lugar «El Juego Calva», allí se jugaba con en otros pueblos, sobre todo en la primavera, hacia Semana Santa, nuestra gentes se jugaban unas botellas de vino o limonada, sintiendo y viviendo costumbres que dan alegría y vitalidad a muchos sencillos castellanos.Este juego al igual que otros muchos no es fácil encontrar su origen, pues se ha venido practicando durante años en los tiempos de ocio, casi sin sufrir evolución alguna, pues es muy simple y requiere unos materiales sencillos.
Breve descripción:
El terreno de juego es llano , horizontal, de tierra y sin obstáculos que impiden el deslizamiento del canto por el aire hasta llegar a la calva, tiene una extensión aproximada de 24 m de longitud y 2 de ancha. son elementos útiles, unos troncos que están detrás de la calva para frenar los cantos y las calvas por seguridad. La calva es un cuerpo de madera de una sola pieza, de encina, roble u olmo con forma de «L», cuyo ángulo es de 110º aproximadamente que hay que golpear con el canto, piedra o morrillo, «borrillo» se dice también en San Juan de la Nava, tiene unas dimensiones de 30 cm. por 30 cm. aproximadamente, el morrillo puede ser de piedra o hierro de forma cilíndrica con un peso aproximado de 500 gramos cuyas medidas suelen ser 25 cm. de longitud y 5cm. de diámetro.
Los jugadores : Un equipo se compone de tres o más jugadores, con dos suplentes.
Número de tantos: Las partidas son a 21 tantos. Se anotaban en un «rayero», a veces hecho de madera, otras simplemente servía una teja, en la que hacer rayas. El equipo ganador será el que, en el mínimo de tiradas, consiga esos veintiún tantos.
Finalmente completa este acercamiento al juego de la calva, unos versos salidos de la cultura popular, que ensalza el juego y pone de manifiesto la galanura de estas gentes.
De este tronco d’encina
me saldrá una buena calva
la mejor que haiga visto
naide, algún día en plaza.
¡Cómo tiraban los mozos!
los mozos como tiraban,
aquellos rollos de piedra
que La Garganta pulió en sus aguas.
Porque los mozos dèntonces
entretenían las mañanas
de los domingos y fiestas
jugando un vino a la calva.
Y las madres nos decían,
ende la puerta de casas:
¡ Cuidao con los gorriones!
a ver si te me escalabras.
Ca uno marcaba el pié
o se hacía una raya,
pa tirar siempre dùn sitio,
que así menos se falla.
Si el morrillo da en la metá,
caía la calva mansa,
si dabas en la encimerá
tres metros se levantaba
y entre medio los mirones,
se oirían las alabanzas.
Espera un momento hombre,
¿ no ves por allí, quien pasa?,
que es sanjuaniega y guapa
y por ella iré esta tarde
al baile pa enamorarla.
Na mas que decía aquello,
to su cuerpo se encorbaba;
pone en la calva los ojos,
su amor en la muchacha
y balanceando el brazo
tres o cuatro veces, ¡ hala!
corre unos pasos y tira
el morrillo… ¡ que tino !.¡Salta!
por los aires el madero
dando vueltas de campana.
¡Así se dice un piropo,
cuando se juega a la calva!
LAS BODAS
Las bodas tradicionales duraban varios días, amenizadas por los dulzaineros, tenían en San Juan de la Nava sus peculiaridades que le dan carácter y un ambiente festivo del que disfrutaba todo el pueblo. Un mes antes aproximadamente, el padre del novio iba a pedir la mano de la novia acompañado de quien fuese a ser el padrino y algunas personas más. Si todos quedaban de acuerdo se hablaba con el cura-párroco para realizar todo el trámite burocrático y acordar las fechas de las «publicaciones» se daba lectura en la misa de las amonestaciones durante tres domingos, recordando el futuro enlace por si alguien tenía conocimiento de algún impedimento.
Por esas fechas se celebraba el «Día del Vino», los familiares del novio y de la novia se reunían cada uno en su casa. Antes de la cena, algunos hombres.. el novio, padre, tíos…, iban a la casa de la novia… » a ver si se «publican»… El padre de la novia, solía negar que los conocía, no los había visto ni tratado nunca…,cuando estos se van a ir, el padre de la novia…comienza a recordar, se ponen de acuerdo y lo celebran invitándoles, regresando los familiares del novio, después se iban a casa. Seguía el rito volviendo el novio y algún primo suyo a casa de la novia, la colocaban entre varias mozas para ver si la reconocía y en ese momento le regalaba algunos pañuelos y algún aderezo de plata, el novio también la piropeaba diciéndole alguna copla:…..
En esta caja te traigo
las prendas de nuestro amor
recíbelas con cariño
como te las traigo yo…
El día de la primera publicación los novios invitaban a los amigos. LLegada ya las vísperas de la boda la novia enseñaba en una casa la ropa que llevaba, «el ajuar» la mayoría del pueblo solía ir a verla.
Para la boda se mataban ovejas, se hacían morcillas, los hombres iban a partir leña para guisar todos esos días de la boda, a veces se buscaba a varias mujeres para hacer los guisos, «guisanderas», También se procuraba proveerse de la vajilla y cubertería suficiente, la cual era sencilla pues se solían usar escudillas y fuentes grandes de las cuáles comerían varios, sentados frente a frente.
Tras fiestas y refrigerios múltiples llegaba el día de la boda.
El día de la boda cada uno de los novios daba el desayuno para sus invitados, a continuación los del novio con la «gaitilla» recogían en tono festivo a la novia y todo el acompañamiento se dirigía a la iglesia. durante la misa, concretamente en el Ofertorio el dulzainero con permiso del cura, tocaba la Marcha Real y al finalizar la ceremonia, en la puerta de la iglesia mientras salían los novios tocaban la jota castellana.
Una vez casados, los familiares iban primero en casa del novio y después a la de la novia a tomar «las colaciones»: bollos, pastas, mantecados, etc., todos de origen casero, hechos en los pequeños hornos familiares (casillas de masar) y como no, regados con buenos vinos de la tierra.
Los novios y padrinos desayunaban en casa del novio… (típico era la tortilla de sesos). Después se llevaba a la novia a su casa y el novio volvía con los padrinos a la suya. Llegada la hora de comer con la «gaitilla» de nuevo, el novio recoge a la novia y la trae a comer, se solía comer «cocido de garbanzos» ( sopa, garbanzos y carne, tocino, morcilla, chorizo, relleno, etc.
Terminada la comida, se ponía una bandeja junto a los novios para que cada uno depositase su regalo, la mayoría de las veces en metálico. Terminada la comida y tras un breve descanso, » se ponía de nuevo el baile en la plaza».
Antes de la cena, la novia se iba a su casa para cambiarse de vestido. La familia del novio volvía a la suya, para después volver a recogerla de nuevo para cenar.
Después de la cena se bailaban los «ceazos»… Se ofrecía un regalo a los novios y ellos solían bailar una jota breve, una seguidilla… , ¡ a la gala de la novia, un cordero !.. decía un invitado y volvía de nuevo a bailar con la novia, así se iban dando regalos, unas veces era dinero y la mayoría productos del campo: (garbanzos, patatas) o pollos , gallinas o enseres para la casa, para que los novios iniciasen la vida de casados con cierta holgura. Terminaba el día yéndose los novios a acostarse, cantándoles la ronda y haciéndoles alguna broma, para molestarles en su noche de bodas.
A la mañana siguiente todos los invitados iban a levantar a los novios, tocando la «gaitilla» pasacalles y la diana. Los padres les llevaban el desayuno, las mozas hacían chocolate y se lo ofrecían a los novios.
De nuevo se guisaba carne y se hacían tortillas en ambas casas, juntándose en la casa del novio para comer y cenar. Terminada la comida se iban a bailar las galas por todas las calles, con la música, de nuevo el dulzainero, los vecinos les daban «la gala», un sencillo presente: un tazón de garbanzos, algún huevo, etc.
En los «ceazos», junto a los bailes y regalos se decían coplas, pequeñas poesías alusivas al acontecimiento, motivado por la familiaridad, la ocurrencia, la gracia y la diversión, véase una pequeña muestra:
Una copla te diré
que la hice en los Poyales,
eres la moza mas hermosa
que he visto por estos lares
——
«Siete años llevo pensando
para estudiar esta copla
y he llegado a comprender
que el que corre se sofoca.
—-
Desde Añover he venido
a ponerte este collar,
Dios me lo deje poner
y después de haberlo puesto
te lo deje disfrutar.
—-
Esta noche eres María.
Mañana serás mi esposa
esta noche eres soltera
despídete de las mozas.
Cuando una novia dejaba al novio, éste en la ronda más próxima decía las siguientes coplas un tanto hirientes:
Eres guapa por delante
eres fea por detrás
y por delante te pareces
una albarca «encorreá».
—
Cuando yo estaba en la mili
ciertas cosas pude ver
una moza con tres novios
mira si andaría bien.
LA RONDA DE LOS QUINTOS Y LAS CORRIDAS DE GALLOS
Cada año en el mes de diciembre, los nuevos quintos iniciaban su temporada de rondas, hasta hace unos años todos los pueblos estaban llenos de jóvenes y el entrar en quintas ( previo al servicio militar obligatorio), era un proceso iniciático en el cuál, los varones adquirían su refrendo como adultos, dejando atrás la niñez, por tal motivo se ha venido celebrando hasta ahora, con un interés notable, en el que participaban todos los vecinos. El día 7, víspera de la Virgen de la Concepción, por la noche se juntaban todos, y con los dulzaineros del pueblo, (el gaitero, el tambor y el bombo), y «los cantarines», iban a cantar en todas la ventanas de las casas donde había mozas, chicas solteras, se cantaban seguidillas y jotas, al día siguiente se hacía baile en la plaza, esta fiesta con la ronda incluida se repetía el uno de enero ( año nuevo) y el día de la Virgen de la Candelaria ( 2 de febrero) y finalmente la noche anterior al martes de Carnaval, que era el día grande de los quintos.
El martes de Carnaval el gaitero y sus acompañantes se unían a los quintos, que paseaban por las calles un gran carnero que habían comprado entre todos, previamente le adornaban con cintas de muchos colores y una vez recorrido el pueblo, se mataba y la piel era rifada entre los vecinos, los quintos se comían el carnero en buena hermandad.
Volvían los quintos a sus casas donde se vestían y adornaban para asistir a la Corrida de Gallos, solían llevar pañuelos al cuello que la novia o las amigas más cercanas les regalaban. Aparejaban y adornaban su caballería más atractiva y con alguna joven a la grupa, volvían a la plaza del pueblo donde se concentraban todos, con buen bullicio de música y algarabía se iba la comitiva calle abajo hasta la carretera, donde en una zona más ancha, entre la parada del «coche de línea y La Pilita. Con carros se preparaba el lugar de llegada atando varios gallos a una cuerda que cruzaba la citada carretera de un lado a otro. Desde la zona de la fuente de los Labrados , 100 metros más arriba, uno tras otro, los quintos cada uno con mayor o menor gracia y acierto, iniciaban una carrera que culminaba en coger ( arrancar) de la cuerda algún gallo o parte del mismo que colgaba de las patas, llevándoselo como trofeo de la competición.
En los años posteriores a 1950 fue desapareciendo, se prohibió, impedía el paso de los vehículos, se cortaba la circulación, ésta cada vez iba a más y sobre todo resultaba bastante cruento, aunque formaba parte de la tradición y del rito iniciático antes citado…, los tiempos iban cambiando.
El Miércoles de Ceniza (comienzo de la Cuaresma), los quintos iban por las calles cantando, pidiendo el «huevo», obsequio que tradicionalmente les daban los vecinos para hacer tortillas y tener un nuevo motivo más para juntarse y seguir la fiesta. Con el baile de nuevo en la plaza, concluía la fiesta y empezaba la Cuaresma, época hasta la Semana Santa de más recogimiento, lo más destacado de ese tiempo eran los juegos de Calva que organizaban los sanjuaniegos los domingos.
Salvo las corridas de gallos estas costumbres se mantienen. Aunque el Servicio Militar Obligatorio ha desaparecido, como tradición y aun siendo menos los «mozos», sigue habiendo «quintos» y a su modo procuran mantener estas tradiciones con ayuda de todos los vecinos.