(UN MECANISMO PARA EL RECUERDO, CON SABOR SANJUANIEGO)
(Un pequeño homenaje a aquellas cerraduras antiguas que cierran los pajares,
corrales, cuadras, casillas, etc…)
En otro momento escribí que los símbolos o aspectos que dan carácter a San Juan de la Nava eran: La Bola del Rollo (picota), los dulzaineros (gaitilla) y el aguardiente; hoy quiero destacar uno más, mucho más sencillo, casi insignificante, un pequeño «artilugio» que se muestra presente, pero en franco retroceso y desaparición, será para el recuerdo, me refiero a «las trancas» o «trancones», cerraduras de madera tan peculiares que se han conservado a través del tiempo.
Recorremos el pueblo y observamos que hay muchas, es algo que vemos día a día, pero a veces las cosas más sencillas son tan habituales, tan corrientes, que no nos dicen nada, tal vez para confirmar aquello de: » a veces miramos pero no vemos», no es lo mismo mirar que ver.
Estas trancas forman parte de las características de la edificación tradicional, un elemento singular de nuestro entorno, se han utilizado sobre todo para cerrar pajares, corrales, cuadras, casillas..
Muchas trancas se encuentran en buen estado aunque carecen a veces de llave. Su situación es precaria, destinada a desaparecer por inútiles, muchas de esas puertas que las sustentan están deterioradas, tienen remiendos de hojalatas, maderas de trillos, complementándose con candados actuales o simplemente atadas con cuerdas. Por ser de material noble, como es la madera, aun mantienen su dignidad, por ello va este sencillo homenaje, por la utilidad que un día prestaron y que llega hasta nuestros días.
Hagamos un poco de historia:
Al estudiar y observar el proceso histórico de creación del núcleo de San Juan de la Nava no hay referencias cronológicas escritas, pero se observa que posiblemente la primera ubicación del primitivo asentamiento humano se levantase en la zona de Los Pajares y La Costanilla, sobre los recorridos de las curvas de nivel, eran unas zonas lo suficientemente cercanas a las fuentes como para mantener fácilmente los lugares de cultivo. El primer vestigio de calle fueron probablemente las viviendas que se apoyan a la actual calle de Nuestra Señora de Sonsoles. Muchos cobertizos para guardar el ganado, la paja o el heno, tiene el acceso a los mismos a través de portones de madera con trancones o aldabas, a veces bajo una losa de granito o tejadillo de madera y teja…., es ahí donde encontraremos el objeto de nuestras miradas. Se las conoce por trancas, etimológicamente viene del latín «troncus«, tronco; aunque el significado real es muy simple:» palo grueso con que se asegura una puerta o ventana, poniéndolo a modo de puntal atravesado», sin duda teniendo en cuenta su antigüedad está algo evolucionada, al contar con un mecanismo básico para su funcionamiento. Es necesario indicar que también se encuentran en algunas zonas agrícolas y ganaderas de algunos pueblos cercanos como: El Barraco, Navalmoral de la Sierra y Navaluenga, entre otros. Ya son escasas por su evolución constructiva, realmente es en San Juan de la Nava donde aun se pueden contar varias decenas de ellas, preferentemente en las zonas citadas, aunque también encontramos algunas en calles céntricas (*)
Esta cerradura es de las denominadas corrientes y pertenece a la clase de » cerraduras de guardas», como otras, deriva del pasador horizontal que se aseguraba con una cuña, función primordial de la llave, en este caso, es mover la cuña para liberar el pasador. En el caso de nuestros trancones igual, la llave levanta las guardas (2 ó 3) para poder extraer el pasador. De este tipo fueron las cerraduras egipcias (también las usaban de madera) y las romanas. La técnica avanzó y las guardas reciben posteriormente la presión de un resorte. En la Enciclopedia Universal Europeo Americana ( Espasa-Calpe) cita:
«La cerradura egipcia sujetaba el pestillo mediante palillos verticales de madera que un larguero introducido convenientemente podía levantar, dejando el pestillo en libertad…»
Excavaciones efectuadas en ciudades de la antigua Grecia han dado lugar a hallazgos de cerraduras de bronce y cobre. A pesar de esto, hasta el siglo X la mayor parte de las cerraduras usadas en Europa eran de madera. Por las descripciones, nuestras «trancas» o «trancones» son cerraduras evolucionadas de aquellas egipcias y romanas, han quedado ancladas en el tiempo, son sencillas de construir y por supuesto baratas. La industria cerrajera fue perfeccionándose con otros materiales y complejos mecanismos, ofreciendo a la vez mayor seguridad. Finalmente, quiero agradecer la información recibida de nuestro paisano Eugenio Zazo Pascual, que en otro tiempo pasado, con su habilidad y buen hacer ha reproducido en pequeñas dimensiones muchos de los utensilios de labranza que se usaban en el pueblo y entre todos ellos conserva una de las citadas trancas, demostrando así su gusto por las cosas antiguas, tratando de valorar ese arte popular que es necesario conservar, para herencia de todos y como un aspecto más de las raíces sanjuaniegas.
Un saludo para todos.
Juan García Yuste
NOTA: Una sugerencia a mis jóvenes paisanos, (escolares):
Aprovechando esos sencillos planos que esbozo de cada una de las piezas y con una madera blanda de pino o de «balsa», podéis con vuestras manos labrar una pequeña tranca o trancón como recuerdo de algo útil que irá desapareciendo. Pedid la ayuda de vuestros abuelos, pues tal vez recuerden cuando en aquellos días de pastoreo con sus navajas albaceteñas y ramas de roble, pino o fresno, moldeaban: cucharas, tenedores, morteros, saleros etc, para el uso diario y doméstico, o dulzainas, para dejar constancia de esa tradición citada. Otras veces grababan con sencillos dibujos las liaras (cornatas), donde llevaban la comida. Siempre había alguno más experimentado que construía con el hacha y la «azuelamano», ya a tamaño natural: arados, tajos, artesas o también canales para los pesebres del ganado… También, por qué no, averiguad cuantos trancones se conservan aun entre Los Pajares y la Costanilla, servirá para hacer un recorrido » turístico» por nuestro singular y querido pueblo… ya sabéis » mirad, para también ver»…
(*) Entre otras, en una calle paralela a la de Jesús Martínez cerca ya del Hogar de la Tercera Edad hay cinco, todas en puertas de pajares una a continuación de otra.