Mapa de la Ruta
Descripción de la Ruta
La ruta nos conducirá a través de la historia de la localidad de San Juan de la Nava.
Los molinos de agua: a mediados del siglo XIII, se generalizo su uso para triturar los cereales y conseguir así la harina y el salvado, alimentándose con ellos las personas y los animales.
Normalmente el trabajo de los molinos solía durar desde el mes de noviembre hasta el mes de mayo o junio, siempre dependiendo de la cantidad de agua que trajeran los arroyos en los cuales estaban situados.
Se construían pequeñas presas, llamadas “pesqueras”, para cortar el cauce, y así desviarlo. Después el agua llegaba al molino por un bocín y un canal hecho de fuertes paredes de piedra. El agua golpeaba una rueda hidráulica horizontal, la cual hacía girar, moviendo directamente un eje vertical, las ruedas de moler. El agua salía después por el “cárcabo”, dirigiéndose de nuevo al río o arroyo.
La ruta da comienzo junto a la plaza de San Sebastián, en la cual se encuentra el “Rollo” jurisdiccional de San Juan de la Nava.
Estos monumentos lo tienen exclusivamente los municipios que gozaban de plena jurisdicción, como es el caso de San Juan de la Nava, la cual le fue concedida por Carlos III, el 1 de Abril de 1773, otorgándole así, el título de Villa.
La senda parte en dirección este, descendiendo, para en pocos metros poder cruzar la carretera principal (AV-905).
Una vez cruzada la carretera, seguiremos descendiendo en la misma dirección, rumbo al arroyo de la Yerma o Garganta. En esta parte de la ruta, el recorrido transcurre sobre una antigua calzada empedrada, la cual nos irá guiando hasta que la ruta se encajone entre preciosos linderos de piedra.
Antes de abandonar la calzada, a mano izquierda, y a menos de trescientos metros del comienzo, encontraremos una fuente, con abrevaderos.
En nuestro camino al arroyo de la Yerma, entre linderos de piedra, podremos ir observando el paisaje típico de la zona. Pequeñas manchas de Pinus pinaster, antiguas tierras de labranza, y cultivos de viñedos.
A algo más de un kilómetro del comienzo de la ruta, nos encontraremos con el primer molino de agua (ruinas), “Molino de Elías Peral”.
Situado en el fondo del valle, por el que discurre el arroyo de la Yerma, y situado en su margen derecha. El molino presenta restos de la casa y del cubo. Está construido con aparejo irregular de granito en seco, aunque en ciertas zonas se combina con el sillarejo con argamasa. Su planta es rectangular de 12 x 4 m. con su eje mayor orientado N-S. La esquina NE está levemente curvada, lo que rompe la simetría. El edificio se cubría con teja curva sobre techumbre a dos aguas. En el interior se conservan muelas desplazadas de su lugar original y solera.
El canal, con una orientación E-O, se conserva en una longitud aproximada de 17 m., una anchura de 2m, y se encuentra realizado con lajas de granito reforzadas por el exterior con aparejo irregular de pequeños y grandes bloques del mismo material, todo ello trabajado con argamasa.
El cubo, rectangular, vierte sus agua por la fachada O, saliendo éstas a través de un cárcabo adintelado de tosca cantería.
A partir de aquí, la senda transcurre a lo largo del margen derecho del arroyo de la Yerma, río arriba.
Al principio, se realiza entre lindero de piedras y el arroyo, para seguidamente dar paso a una calleja entre linderos. Una vez finalizada la calleja, volveremos a conectar con el arroyo, en el lugar dónde encontramos una de las joyas arbóreas del recorrido, los nogales (Juglans regia).
Siguiendo el margen derecho del arroyo, a unos cuatrocientos metros del anterior molino, la senda nos lleva a reconocer restos de otro molino de agua, del cual no tenemos conocimiento de nombre, pero se intuye similares características al anteriormente descrito.
Una vez visitadas las ruinas del molino, la senda abandona el arroyo de la Yerma, debido a su difícil acceso a lo largo del mismo. En este punto debemos mencionar, con especial hincapié, la existencia de otro molino, situado en el margen izquierdo del arroyo de la Yerma, denominado molino de Tomás Zazo, en el cual se conservan bastantes piedras de moler, restos del hogar que había en cada uno de ellos y los canales por los que se captaba el agua de la Garganta.
Nuestra dirección continúa río arriba, rumbo N, para volver a alcanzar la carretera principal (AV- 905), la cual cruzaremos a través de un pasadizo subterráneo, sin necesidad de pisar el asfalto. El camino que atraviesa el pasadizo, nos hará bordear una nave agrícolaganadera, que nos conducirá al siguiente tramo de la ruta.
Junto al vallado de dicha nave, encontraremos una portera metálica que debemos de atravesar. Nada más atravesada, nuestra senda sale a la derecha, bordeando una pared de piedra, y nos conducirá de nuevo al margen derecho del arroyo de la Yerma.
Nos encontramos en el punto kilométrico 2,3 de la senda. En este momento, tenemos que cruzar el arroyo de la Yerma, ya que los siguientes 600 metros los recorreremos a lo largo del margen izquierdo del arroyo, hasta donde volveremos a cruzarlo. En estos seiscientos metros del recorrido, estaremos rodeados del típico matorral de la zona, formado principalmente por enebros de miera (Juniperus oxycedrus).
Una vez cruzado el arroyo por segunda vez, y mirando hacia el oeste, se intuye la senda ladera arriba, la cual nos irá guiando hasta el siguiente molino de agua, situado a
unos 100 metros, y denominado “Molino de Santa Yusta o El Gallo”, del que quedan muy pocos vestigios, y se encuentra cercano al yacimiento medieval de Santa Yusta.
A unos doscientos metros del molino, siguiendo la senda, llegaremos al yacimiento de
Santa Yusta, en el cual se aprecian dos sectores diferenciados, un área que se sitúa en una pequeña plataforma, donde se recoge abundante material constructivo, tejas muy
rodadas y un sector contiguo a éste en una débil pendiente al E, donde encontramos tres tumbas excavadas en la roca. Según las fuentes orales, aquí se encontraba la ermita de Santa Yusta, por lo que se supone que tal área donde se recoge el material, pertenece a los restos de la iglesia dedicada a Santa Yusta o Santa Justa, mientras que las tumbas formarían la necrópolis asociada a ella.
Están excavadas en la roca, con una orientación NO-SE, con una separación entre ellas de 25m., entre las dos primeras y 40m., entre la segunda y la tercera. Tienen forma rectangular y dimensiones similares, y han sido excavadas de forma clandestina. Las fuentes orales hablan también de la existencia de un despoblado asociado a estas tumbas y la supuesta ermita, aunque en el lugar no se han encontrado ningún resto del mismo.
En esta misma localización, encontraremos también la denominada “Pila bautismal”.
Dejando atrás el yacimiento, nos uniremos al camino del Reventón, girando hacia el norte, y nos mantendremos en él durante unos 100 metros, tras los cuales giraremos a la izquierda, para comenzar nuestra subida por otra calzada empedrada dirección sur-oeste, hacia el mirador y los “tors” graníticos, situados en los alrededores del “Llano de la Horca”. En este recorrido, iremos encontrando los distintos lugares donde hasta hace muy poquito tiempo, se localizaban las canteras de donde se extraía el granito.
Una vez en lo alto, en el denominado “Llano de la Horca”, mirando hacia el sur, desde el mirador tendremos unas magníficas vistas de todo el valle del Alberche, así como de la Sierra de Gredos.
Toda la ruta en sí, tiene una gran riqueza ornitológica, pero llegados a este punto de la senda, debemos mencionar los avistamientos de buitre leonado (Gyps fulvus), buitre negro (Aegypius monachus), Águila imperial ibérica (Aquila adalberti), … además de ser de los pocos lugares de las Península Ibérica, dónde fácilmente se puedan localizar las tres especies de collalbas presentes en la Península. Collalba gris (Oenanthe oenanthe), collalba rubia (Oenanthe hispanica) y collalba negra (Oenanthe leucura).
Desde el mirador, tras una pequeña subida, descenderemos a San Juan de la Nava, por un camino de cemento, dirección sur-oeste, por debajo del pinar de Pinus pinaster, hasta llegar al kilómetro 5,1 de la ruta, en el cual descenderemos entre callejas, dirección sur, hasta adentrarnos en el casco urbano de la villa.
No podemos finalizar la ruta, sin antes realizar una ruta por las calles y construcciones de la villa de San Juan de la Nava. Preciosa arquitectura popular, la iglesia de San Juan Evangelista, el Ayuntamiento, plazas y fuentes, hasta de nuevo volver a punto de partida, el Rollo jurisdiccional.
Perfil topográfico
Señal de continuidad de la Ruta
Señal de confusión en la Ruta
Normativa general de la ruta de Los Molinos de Agua:
– La práctica de la acampada libre no está permitida. Utiliza los campings, zonas de acampada y alojamientos para pernoctar.
– Mantén limpia la zona, deposita la basura en los contenedores instalados para tal fin.
– Se ruega el máximo respeto para la fauna, flora y la geología. No se permite cortar ramas, arrancar plantas, perseguir animales, grabar nombres, etc.
– No introduzcas especies nuevas de la fauna salvaje y la flora silvestre. Lleva tus animales domésticos bajo control.
– Cuidado con el fuego. Solo está permitido encender hogueras en los lugares acondicionados para ello.
– Recuerda que el ruido es una forma de contaminación. Por ello procura tener un comportamiento discreto y silencioso.
– Respeta las propiedades de los habitantes de la zona, así como su cultura y tradiciones.
– Utiliza las carreteras, pistas y sendas señalizadas y autorizadas. No circules con medios de transporte a motor fuera de las vías destinadas al tránsito de este tipo de vehículos.
– Dadas las especiales características naturales de las zonas de reserva, el acceso a estas áreas está restringido.
– En beneficio de todos, respeta las señales.